Ayunar significa no comer.
Consiste en abstenerse de ingerir alimentos de manera voluntaria durante un período determinado de tiempo.
La práctica más común es de 12 a 18 horas sin comer, pero existen también prácticas de ayuno prolongado de 24, 48 y 72 horas.
Cuando reduces la frecuencia de la comida, por un lado brindas un descanso a tu intestino, y por otro, das pie a que se inicien en tu cuerpo distintos procesos destinados a obtener energía.
¡Estos procesos tienen un montón de efectos beneficiosos en tu organismo!
Cuando haces ayuno prolongado, estimulas sistemas corporales que normalmente ni se inmutan ante ayunos más cortos.
A grandes rasgos, se puede decir que durante el ayuno prolongado, tu cuerpo se limpia y regenera. Se ''come'' todos los excesos, elimina toxinas y quema grasa.
Por ejemplo, se calcula, que se produce hasta un 40% de renovación de todas las células de tus defensas.
Si me sigues habitualmente, sabrás que hace poco estuve haciendo un reto para mejorar mi lipedema junto a @nestorregenera, @lifestyle_con_blanca, @endika_montiel y @susanna_diracano.
Estos grandes profesionales de la nutrición y el bienestar, desarrollaron un planning especial que incluía alimentación ketoclean, ayuno, suplementación y ejercicio. Todo especificamente pensado para mejorar una condición que habitualmente no reacciona a la dieta y ejercicio: el lipedema.
Por supuesto todos los factores influyen y suman, pero mejorar el lipedema es todo un reto. Aquí, la gran diferencia entre que tu cuerpo reaccione o no a la dieta y ejercicio, la marca el ayuno y los procesos que éste desencadena.
El ayuno hace “clic” a tu cuerpo para que empiece a reaccionar.
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Hoy en día el ahyuno es una práctica cada vez más extendida que se utiliza para mejorar tanto la calidad de vida de las personas, como distintas patologías. Incluso se usa en tratamientos clínicos en hospitales.
En este post te cuento algunos de los beneficios más significativos del ayuno prolongado.
#1. Favorece la regeneración celular
Cuando las células se enfrentan a una restricción de alimento, pasan de estar en “modo de crecimiento”, a “modo reparación”.
A este proceso se le llama autofagia, y tiene efectos increíbles en tu cuerpo.
Durante la autofagia las células “se comen a sí mismas”, o más bien se comen los residuos celulares que ya no funcionan bien y no sirven.
Por lo tanto, la autofagia es un proceso gracias al cual el cuerpo se limpia de células dañadas, para poder crear otras nuevas y saludables.
Las células se reciclan, y remueven y eliminan patógenos, virus y toxinas del organismo.
Esto es clave para prevenir y luchar contra diversas enfermedades.
#2. Retarda los síntomas de envejecimiento
Además de obtener antioxidantes de los alimentos, el cuerpo también los puede fabricar (glutatión, superóxido dismutasa y catalasa).
El ayuno reduce el estrés oxidativo, es decir, el envejecimiento y muerte de nuestras células. Esto se debe a que ayuda a contrarrestar la acción de los radicales libres que las oxidan, y dañan.
#3. Reduce la inflamación
Los radicales libres no solo influyen en el envejecimiento, si no también en la inflamación.
Con la práctica de ayuno prolongado podemos mejorar incluso la inflamación crónica. Sobre todo si entramos en cetosis, ya que se producen menos radicales libres y más antioxidantes.
Además, nuestro cuerpo entra en “modo detox” gracias a la autofagia.
#4. Ayuda a tu sistema inmunitario
Durante el ayuno se estimula la segregación de la hormona de crecimiento.
Esto es importante porque tiene relación directa con la regeneración y mejora del sistema inmunitario, los músculos y las articulaciones.
Además, si te paras a pensar, el instinto animal cuando estamos enfermos es el de ayunar.
Fíjate en cómo pierdes el hambre cuando te encuentras mal, o cómo los animales, siguiendo su instinto, no comen cuando están indispuestos.
#5. Mejora la concentración y la claridad mental
Cuando ayunas ocurre el switch metabólico.
Es decir, pasas de utilizar la glucosa como fuente de energía, a usar las grasas transformándolas en cetonas.
Al utilizar las cetonas como combustible, tienes un aporte continuo de energía, al contrario de lo que sucede con la glucosa, que produce subidas y bajadas.
Además, el ayuno tiene en tu cerebro un efecto parecido al del ejercicio: Maximiza la estimulación y la flexibilidad neuronal y reduce la frecuencia cardiaca.
Todo esto se traduce en mayor claridad mental, concentración y estabilidad emocional.
Si quieres conocer más sobre los beneficios de estar en cetosis, échale un vistazo a este artículo:
👉🏼 6 Beneficios de la dieta cetogénica
#6. Aumenta la energía
Además de contar con un aporte continuo de energía gracias a la cetosis, cuando ayunas se acelera el metabolismo y aumenta la adrenalina.
Al ponerse en marcha la adrenalina, te sientes con más energía.
#7. Favorece la quema de grasa localizada y mantiene tu musculatura
Con el ayuno, el cuerpo se vuelve más eficiente en el uso de grasa localizada, la que más cuesta quemar.
Las células que están tan llenas de grasa que ya no reaccionan, comienzan a hacerlo y a reciclarse.
Además, cuando te vuelves más eficiente en el uso de la grasa como combustible, dejas de “degradar” el músculo. Es decir, que en las situaciones en las que aumenta tu exigencia energética, ya no tienes que tirar de consumir músculo para obtener glucosa, puedes obtener energía de las cetonas (grasas).
#8. Mejora tu equilibrio hormonal
Hoy en día es muy habitual estar desconectado de las sensaciones de hambre y saciedad.
Ingerimos alimentos con tanta frecuencia, que el cuerpo se habitúa a ello y manda señales de “hambre” de forma desordenada.
Cuando practicas ayunos, las hormonas encargadas de esa sensación de hambre, comienzan a regularse correctamente.
Además, mejoras la sensibilidad a la hormona insulina, liberas dopamina (hormona de la felicidad), equilibras la producción de cortisol (hormona del estrés), y regulas distintas hormonas femeninas.
Las hormonas toman parte en numerosas funciones y sistemas de tu cuerpo, por lo que al regularlas, estás equilibrando gran parte de tu organismo.
#9. Mejora la sensibilidad a la insulina
Un protagonismo especial, lo tiene la hormona insulina, ya que se ha observado que la resistencia a la insulina influye y empeora muchas enfermedades y afecciones.
El ayuno, tanto intermitente como prolongado, reduce la resistencia a la insulina, es decir, mejora la sensibilidad a esta hormona.
Si tu cuerpo es más sensible a la insulina, esto implica que necesitas producir menos cantidad.
Eres capaz de gestionar la glucosa en sangre de manera mucho más eficiente, protegiéndote tanto de las bajadas bruscas de glucosa, como de los subidones excesivos.
De esta manera, evitas las múltiples complicaciones asociadas a este problema. Es uno de los retos de la salud de la sociedad actual.
#10. Reduce la ansiedad de necesitar siempre comida y te reconecta con el hambre real
Estamos tan habituados a comer por costumbre, por placer, o por emociones, que nos hemos olvidado de cómo detectar el hambre real.
El cuerpo está confundido y te recuerda que debes comer cada “X” horas porque es a lo que está acostumbrado.
Muchas veces, ni siquiera es el cuerpo, son nuestras emociones o la ansiedad las que nos llevan a comer.
O bien el aburrimiento, los compromisos sociales, o los antojos.
Una vez que tu cuerpo se habitúa al ayuno, te das cuenta de que no necesita que le des comida constantemente. Si tiene glucosa en sangre usa esa fuente de energía, y si no, transforma las grasas en combustible por medio de la cetosis.
Esto se llama tener flexibilidad metabólica y te da mucha libertad.
Ya no dependes continuamente de la comida, te vuelves más dueño de tu cuerpo.
Con el ayuno, empiezas a detectar el hambre real y a conectar con tus necesidades.
El ayuno te enseña calma, escucha, paciencia, conciencia y aceptación.
Lo más habitual cuando piensas en “ayuno” es que se te venga a la cabeza la idea de que vas a pasar hambre y te vas a encontrar mal.
Es cierto que si tu cuerpo no está acostumbrado a ello y no tiene buena flexibilidad metabólica, de primeras le puede costar un poquito. Quizá no entienda cómo comportarse, y que no está en una situación de inanición, que puede seguir obteniendo energía de otras fuentes.
Pero tan pronto se acostumbre y comprenda que puede transformar las reservas de grasa en energía, el resultado es el contrario.
Tendrás más energía y de forma constante, sin subidas y bajadas.
Cómo abordar el ayuno
Es importante tener claro que el ayuno no debe suponer un sufrimiento.
Si ves que te cuesta mucho, empieza probando con ayunos cortitos para que el cuerpo se habitúe.
Suele venir muy bien para empezar, tratar de espaciar las comidas, dejando al menos 4h entre cada una.
Una vez que lleves bien esto, puedes probar a dejar 12h entre la cena y el desayuno.
Y el siguiente paso, podría ser un ayuno de 16-18h. A mucha gente le funciona bien saltarse el desayuno e ir directamente a la comida.
Ve poco a poco, escuchando a tu cuerpo y mimándolo.
No hace falta que te lances de primeras a por un ayuno de 48 o 72h.
También habrá veces que te cueste más, y otras que te cueste menos, es totalmente normal, haz caso a tus sensaciones.
Recuerda que haces esto por tu salud y por sentirte mejor.
Ni es un castigo ni tienes que sufrir.
Te dejo aquí un vídeo donde te muestro cómo me fue a mi el ayuno de 72h que hicimos para del reto del lipedema.
Yo al final decidí parar a las 48h. Nunca había hecho un ayuno tan largo y empezaba a no encontrarme bien.
Eso sí, ¡los 2 primeros días fueron una pasada!
Me sentía a tope de energía y concentración.
Superbien.🙌🏼
Pero cuando ya empecé a encontrarme mal, decidí escuchar a mi cuerpo y parar el ayuno.
Lejos de sentirme decepcionada por no hacer las 72h, me sentí orgullosa de escucharme y priorizar mis sensaciones…
Y por supuesto, de haber hecho esas 48h de ayuno que me sentaron tan bien. 🥰
Así que como conclusión, solo puedo decirte que si te animas a hacer ayunos, seguro que tu cuerpo te lo agradece, pero que puedes hacerlo poquito a poco.
Y sobre todo, que te observes y te escuches, y que no tengas miedo de pararlo si no te está yendo bien.
Incluso una vez que el cuerpo se acostumbre a ayunar, puede que unas veces te sea más fácil y otras más difícil.
Ten paciencia, no te presiones demasiado, y haz el ayuno desde el amor a tu cuerpo y a tu salud.💖
¿Qué te ha parecido el post? ¿Conocías todos estos beneficios?
¿Has practicado alguna vez ayuno prolongado?
¡Cuéntamelo en comentarios! 😊
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14 comentarios
*Respuesta a Rosa
¡Qué bien Rosa! a mi también me funciona genial el hacerlo así. 🙌🏼
Los ayunos largos se notan mucho, pero es mejor hacerlos conscientemente, y si es en días que estás ocupada mejor, ¡se te pasa más rápido!
A mi me funciona muy bien cenar y no volver a comer hasta el día siguiente saltándome el desayuno sin problema. No he probado a hacer ayunos tan largos programados conscientemente sólo cuando por algún problema personal no me ha entrado la comida en dos días. Pero si que se puede
*Respuesta a Laura
Muchas gracias por compartirme tu historia. Me hace mucha ilusión saber que además de animarte a hacer keto, estás disfrutando y te está sentando tan bien! Y saber que Manu y yo hemos ayudado un poquito a ello. 🥰
Un abrazo!
*Respuesta a Paola Gomez
Gracias Paola! Me alegro de que te haya servido.! 😊
*Respuesta a Letizia
Gracias a ti cielo, por el apoyo. 🥰